Reportajes, Últimas Publicaciones — 2 noviembre, 2013 at 7:40 pm

Ruta medieval por los Montes Torozos

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A veces las­ rutas más sorprendentes están tan sólo a unos pasos de tu casa. Sueñas con viajar a lugares lejanos, donde lo exótico te cautiva ya sea por el hecho de la distancia. Y a pocos kilómetros hay joyas escondidas que jamás pudiste imaginar.

Esto es algo que me ha ocurrido en muchas ocasiones, pero la más impactante sigue siendo la primera, cuando tenía unos diez años. El colegio decidió hacer una excursión sin alejarnos más de 60 kilómetros de casa y en un recorrido casi circular de la misma longitud. Descubrimos cinco enclaves sorprendentes, en una comarca en la que el tiempo se paró en la Edad Media: los Montes Torozos.

Sin salir de la provincia de Valladolid recorrimos villas amuralladas, castillos, iglesias mozárabes e incluso una capilla decorada a base de calaveras. Los puntos señalados entonces y que quiero recuperar tantos años después fueron: Wamba, La Santa Espina, Urueña, San Cebrián de Mazote y Torrelobatón. La ruta está pensada para salir desde Valladolid y recorrer carreteras secundarias que atraviesan el paisaje castellano más auténtico.

Wamba: Sorprende desde su nombre hasta lo que contiene. El rey visigodo Wamba (finales del siglo VII) fue elegido en Gérticos, donde su antecesor Recesvinto acababa de morir, dando un nuevo nombre a esta antigua villa real. Se cree que aquí se construyó la primera iglesia mozárabe de la comarca, aunque la actual Santa María de Wamba (s. X) sólo conserva partes de este estilo ya que fue reconstruida en el siglo XII. La belleza de esta pequeña iglesia queda en un segundo plano para muchos ante el increíble osario formado a partir de cientos de calaveras y otros huesos de monjes apilados entre el siglo XIII y el XVIII.

– La Santa Espina: En pleno valle del Bajoz, entre los árboles, se aparece al visitante el espectacular monasterio de la Santa Espina. Fue fundado a mediados del siglo XII, cuando llegaron al lugar los monjes cistercienses por orden de Sancha de Castilla, pero su construcción duró varios siglos, pasando por diferentes estilos hasta alcanzar su aspecto actual. El monasterio, amurallado, consta de dos claustros, uno de ellos con elementos románicos, y la iglesia en sí, con una serie de bellas capillas góticas y renacentistas. En una de ellas, la Capilla de las Reliquias, se encuentra la Santa Espina que da nombre al conjunto. La fachada de la iglesia, renovada en el XVIII, es de gran belleza y supone un gran impacto visual para quien se acerca al lugar por primera vez.

– Urueña: Entre los Montes Torozos y Tierra de Campos se encuentra la única Villa del Libro de España. Urueña es un pequeño enclave amurallado con un largo recorrido histórico, pues los vacceos (pueblo prerromano que ocupaba la zona ya en el siglo III a.C.) fueron sus primeros habitantes. Fue una villa importante en la Edad Media y llegó a ser capital de la división administrativa de la época en el siglo XI debido a su posición estratégica entre los reinos de León y de Castilla. A día de hoy nos ha llegado su imponente muralla, su iglesia gótico-renacentista (existe además una pequeña ermita románica fuera del conjunto, La Anunciada) y unas calles en las que es muy fácil imaginarse tiempos pasados, mucho más ricos para estas tierras. Después de décadas de abandono y gracias a la labor de personas como Joaquín Díaz, la villa está recuperando glorias pasadas con la creación de un museo etnológico y la denominación de Villa del Libro, que ha llevado un nuevo impulso a través del turismo cultural.

– San Cebrián de Mazote: En esta localidad vallisoletana se encuentra una de las joyas mozárabes de Castilla, además de la mayor iglesia que ha llegado a nuestros días en este estilo. San Cebrián de Mazote es una de las primeras construcciones cristianas de la Reconquista en la zona y un claro ejemplo de las diversas influencias estilísticas de la Península, entre ellas, evidentemente, la árabe. Los orígenes de la iglesia y de la comunidad religiosa del lugar se encuentran entre los siglos IX-X, y aunque el templo es actualmente mozárabe, tuvo que ser restaurada a mediados del siglo pasado para eliminar las añadiduras barrocas posteriores. Hoy podemos ver una iglesia llena de contrastes, tanto por fuera como por dentro, con elementos que remiten a iglesias asturianas, como sus contrafuertes, o a construcciones árabes, como los característicos arcos de herradura.

Torrelobatón: Es un buen final para este recorrido, pues estamos en una localidad probablemente habitada ya en la Edad del Hierro, que vivió su época dorada en la Edad Media y que contempló el declive de la Castilla medieval con la última victoria comunera antes de su derrota definitiva en la próxima Villalar. Destaca su castillo, del siglo XIII, construido en la tradición defensiva vallisoletana y con una majestuosa torre del homenaje. Se ha perdido la muralla que guardaba el pueblo, en el que también encontramos la iglesia de Santa María (s. XV-XVI), de estilo mudéjar. En los últimos años se ha instalado en el castillo el Centro de Interpretación del Movimiento Comunero, pues de él salieron los comuneros el 23 de abril de 1521 hacia Toro, siendo interceptados por las tropas realistas en Villalar, donde fueron derrotados, y sus líderes, ejecutados. Fue el final de aquella Castilla y la última parada de nuestra ruta.