Desayunamos en Moulay Idriss sintiendo la amabilidad del propietario del lugar. Al marchar, nos pide disculpas por el ruido, pero la experiencia en la ciudad ha sido muy buena y, vivir el ambiente festivo, una oportunidad única. Un taxi compartido nos devuelve a la puerta de la medina de Meknés, pero es la hora de comenzar el regreso; cruzamos la ciudad nueva para montarnos en el primer tren a Fez.
Disfrutamos el reencuentro con nuestra etapa inicial y final del viaje. El recuerdo de la primera entrada por la Mellah y mi ensimismamiento por el cercano fin de nuestra visita a Marruecos se borran cuando empieza a llover. Aceleramos el paso para llegar cuanto antes a Der Mehdi, donde nos esperan caras conocidas y la gran amabilidad de su gente. Tomamos un té con menta y, tras dejar el equipaje, en nuestra antigua habitación salimos a comer al restaurante de al lado.
Sin saberlo previamente, nos adentramos en un café occidental dirigido por una mujer que me recuerda a Kenza, de Marrakech. No era lo que esperábamos, pero nos gusta la sorpresa y es divertido contemplar “nuestra terraza” desde la del restaurante.
Descansamos antes de hacer los últimos recorridos por las calles de la medina. Me quiero empapar de su ambiente antes de tener que marchar y dejar la ciudad de forma definitiva. Echaré de menos las calles, sus puertas, los puestos callejeros, las gallinas, los burros, la gran cantidad de gatos… y, sobre todo, la gran amabilidad de nuestro anfitrión. Damos varios y observamos la ciudad desde varias terrazas antes de volver al hostal.
Allí, Abdul nos sorprende de nuevo con su cercanía y nos invita a ver con él un reality de la televisión marroquí. Nos explica el funcionamiento, lo que dicen sus personajes y hablamos un poco de todo. Nos dirigimos a la habitación temprano, ya que al día siguiente a las 6:30 nos espera un taxi hacia el aeropuerto. Llegado el momento, la despedida entre el sueño y la tristeza es de nuevo calurosa y nos invita a volver siempre que queramos: “somos hermanos y amigos, como en los programas de MTV”.
El aeropuerto supone una primera toma de contacto con la realidad. Es el momento de despedirse de Fez y recordar un gran viaje con la esperanza de un reencuentro con la gente que hemos conocido y los lugares únicos que hemos podido visitar.