Comienzo los días en Fez en la terraza del hostal. Escribo lo ocurrido la jornada anterior mientras veo cómo amanece la ciudad, escucho los cantos de los gallos de los zocos y disfruto de la temperatura más agradable del día.
Mientras desayunamos, los encargados escuchan rumba española de cinta de gasolinera o pop marroquí que no dista de la imagen que tenemos de su folklore. Al ritmo de las canciones acabamos nuestra segunda tetera y nos preparamos para adentrarnos en la medina.
Es el último día completo en Fez y no podemos cometer errores: si queremos ver lo marcado en la agenda no debemos dejarnos arrastrar por falsos guías ni por chollos con demostración en las tiendas. Llegamos sin dificultad a la Medersa el-Attarin, según hemos leído la más bella de Fez, y nos sorprende el pequeño espacio que nos permiten visitar.
Es un lugar tranquilo en pleno bullicio de los zocos, con detalles en piedra y madera de increíble belleza, pero tras ver Ben Youssef en Marrakech no puedes dejar de sentirte un poco decepcionado*.
Al salir, queremos ver al fin las tenedurías. Optamos por seguir de forma disimulada a otros turistas que tienen guía; así no nos acosarán en ese entramado de calles. Gracias a ese movimiento llegamos a una tienda desde la que accedemos a las terrazas donde ver los diferentes trabajos. Es aún pronto y los colores y olores aún no están rindiendo al máximo. Por suerte, pienso yo.
La llegada a las tenedurías fue un golpe de suerte y no dejamos de tener otros nuevos: en un momento estamos en el museo de la madera y en la Zaouia Moulay Idriss, que deja entrever desde su puerta un recinto impresionante. Lo mismo ocurre con al-Karaouine. Nos damos cuenta de que al fin dominamos las zonas principales de la medina. Es el tercer día sin dejar de caminar.
Comemos admirando la puerta verde y vamos a refrescarnos a los jardines Jnane Sbile. Sólo daremos otro paseo por la medina antes de decidir que ha sido un día perfecto, en cierto modo un golpe de suerte. Incluso conseguimos regatear la cena en uno de nuestros rincones favoritos. Mañana en Meknés comienza un nuevo viaje.
*Me sorprende la pericia de dos chicos que se encuentran midiendo y reproduciendo centímetro a centímetro el lugar. Son dos jóvenes, arquitectos o estudiantes de bellas artes, que te hacen ver con otros ojos el lugar.