Un año y dos meses después, publico el diario de viaje de mi segunda visita a Marruecos, un recorrido por Fez, Meknès y Moulay Idriss a lo largo de una semana. Es curioso leer lo escrito en septiembre de 2013 ahora y ha sido un pequeño regreso a las calles marroquíes que espero que puedan ser de interés para la gente que quiere conocer este país, vecino pero tan lejano en muchos aspectos. Durante las próximas semanas publicaré cada 3-4 días una nueva entrada de este Diario de Viaje: Marruecos, septiembre 2013.
Bab Bou Jeloud, nuestra puerta a Fez
Hace más de un año estuve por primera vez en Marruecos. Recuerdo la llegada a Jemaa el-Fna y quedar atónito por el choque entre Barcelona y Marrakech. No pensé que las diferencias serían realmente tan grandes, que dejaría atrás Europa para entrar en África. Una semana después volvía a casa fascinado por Marruecos.
En aquel viaje yo era el nuevo. Tuve la suerte de viajar acompañado por Laura y Vânia, quienes ya habían vivido aquel impacto y sabían disfrutar de los encantos de Marrakech sin el peso de la novedad. Ahora yo soy el experimentado y J. quien se estrena en África. He podido contemplar a través de ella el choque del cambio de continente y sentir que vivía lo mismo que yo un año atrás.
Para mí la llegada a Fez ha sido más progresiva que el desembarco en Jemaa el-Fna: un aeropuerto familiar, el autobús de línea regular recorriendo la parte nueva hasta la estación de tren, la medina nueva (Fez el-Yedid) y, al fin, la medina antigua (Fez el-Bali). Pero ese sentimiento de cambio gradual era sólo para mí. Mientras tanto, J. contemplaba todo sorprendida y llena de interés: la locura del tráfico, las construcciones, los falsos guías (sin placa), los guías con placa, la venta, las calles estrechas, el olor, la venta ambulante de carne y, cómo no, la amabilidad marroquí.
Riad Dar Mehdi, un pequeño palacio para nosotros
Estamos en un “pequeño palacio” que guarda todo el encanto de la construcción tradicional. El encargado y sus compañeras no dejan de ayudarnos y de ofrecernos té. Nos explican la realidad de Fez y nos indican cómo desenvolvernos por la ciudad. El lugar se encuentra casi nada más entrar por la impresionante Bab Bou Jeloud; es una situación perfecta para recorrer la antigua medina una y otra vez y descubrir poco a poco todo lo que esconde.
El primer día comimos una harira estupenda mientras disfrutábamos de la amabilidad de Abdul
No hemos terminado de encontrar algunos sitios y aún no hemos entrado en los enclaves más importantes. Pero como dice Abdul: “sólo es el primer día, mañana lo encontraréis”. Mientras, disfruto del choque Barcelona-Fez en mí mismo y en ojos nuevos.