Abandonamos la medina de Fez a primera hora tras una calurosa despedida de Abdul. Pronto estamos en un tren abarrotado dirección Meknés que en tan sólo treinta minutos nos deja en una estación perdida en la parte nueva de la ciudad.

Comienzo los días en Fez en la terraza del hostal. Escribo lo ocurrido la jornada anterior mientras veo cómo amanece la ciudad, escucho los cantos de los gallos de los zocos y disfruto de la temperatura más agradable del día.

Street Print by Anne Fabricius Møller es una exposición que deja dos dudas existenciales: ¿por qué la gente pierde tantos guantes? ¿Hacia dónde va el arte contemporáneo?

Tras un día completo callejeando por Fez, crees que ya dominas sus calles y su ritmo de vida. Como si ya conocieras la ciudad. Por la mañana optamos por dejar la medina y alcanzar las Tumbas Meriníes. Es temprano, pero la caminata bajo el sol es dura; por suerte, apenas dura veinte minutos.

Hace más de un año estuve por primera vez en Marruecos. Recuerdo la llegada a Jemaa el-Fna y quedar atónito por el choque entre Barcelona y Marrakech. No pensé que las diferencias entre serían realmente tan grandes, que dejaría atrás Europa para entrar en África. Una semana después volvía a casa fascinado por Marruecos.